El mes de noviembre lo dedicamos especialmente a la oración por los fieles difuntos. Comienza el mes con la solemnidad de Todos los Santos proclamando y celebrando la riqueza de la Iglesia en sus mejores hijos e hijas. Han sido fieles a la fe recibida, escucharon y meditaron en el corazón la Palabra, escucharon y dialogaron con Dios en la oración, celebraron la fe con la Iglesia, su vida se convirtió en la manifestación de la caridad del Señor. En definitiva, hombres y mujeres, configurados con Cristo, llenos del Espíritu, que su vida fueron las bienaventuranzas.
El recuerdo por nuestros difuntos, el día 2, nos une, en la comunión, con todos aquellos hermanos y hermanas que ya terminaron su peregrinación en este mundo. En esta comunión nos acercamos a nuestros cementerios, rezamos por ellos con una plegaria agradecida, pedimos para ellos el perdón, la paz y la vida eterna.
Para cada uno de los días, pues, proponemos la consideración de un texto de la Sagrada Escritura, seguida de la lectura de un “Testamento espiritual”, y la identidad de su autor. Con las preces y una oración final se completará la novena en cada uno de los días.
El recuerdo por nuestros difuntos, el día 2, nos une, en la comunión, con todos aquellos hermanos y hermanas que ya terminaron su peregrinación en este mundo. En esta comunión nos acercamos a nuestros cementerios, rezamos por ellos con una plegaria agradecida, pedimos para ellos el perdón, la paz y la vida eterna.
Novena de Ánimas:
desde el día 3 hasta el 11 de noviembre a las 19,45.
La Novena de Ánimas consistirá en una breve reflexión a partir de la Palabra de Dios, con textos muy sucintos. Leeremos testimonios de aquellos que dejaron por escrito en sus “últimas voluntades” su esperanza y su modo de encarar la muerte. Estos testamentos espirituales nos hablan de auténticos creyentes y de su actitud ante la muerte, afrontándola con confianza. Son páginas que -en este mes de difuntos- nos motivan a la oración y son, además, una llamada a vivir con serena esperanza el trance de la muerte. Leeremos entre otros, textos de cómo entendían su muerte Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Teresa de Calcuta, Bernardita Soubirous, Benedicta de la Cruz (Edith Stein).. desde el día 3 hasta el 11 de noviembre a las 19,45.
Para cada uno de los días, pues, proponemos la consideración de un texto de la Sagrada Escritura, seguida de la lectura de un “Testamento espiritual”, y la identidad de su autor. Con las preces y una oración final se completará la novena en cada uno de los días.
EL DÍA 11, FUNERAL SOLEMNE (20,00 H.)
Culminará la Novena de Ánimas con el solemne funeral en el que recordaremos especialmente a los feligreses, y familiares de feligreses, fallecidos desde el año pasado hasta hoy, y de cuyo fallecimiento tenemos constancia en la parroquia. La celebración irá precedida por el rezo del último día de la novena, a las 19,45.
Orar por los difuntos es también orar con ellos, pues ellos son nuestros intercesores ante Dios, a quien ya conocen sin los velos e incertidumbres de la vida temporal, pues ya participan del don de la eternidad.
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