Celebración comunitaria de
la Unción de los enfermos en la iglesia
parroquial
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Grupo de las personas que recibieron la Unción de los enfermos en la Pascua del Enfermo. (Picando en la foto, ésta se amplía) |

El
numeroso grupo de los ungidos alargó algo el tiempo de la celebración,
preparada cuidadosamente por las voluntarias del Equipo parroquial de Pastoral
de la Salud, algunas de las cuales también recibieron la Unción.
Pero ese tiempo extra pasó volando, tal era la belleza de lo que estábamos viviendo y compartiendo.
Lo vivido aquella tarde todos lo recordamos como un acontecimiento de alegría, de gracia, de confianza en Dios.
La Unción es el sacramento por el que el cristiano enfermo o debilitado por los años recibe la fortaleza del Espíritu Santo para afrontar sus achaques de salud y encarar la vida sabiendo que el tiempo se acaba pero la vida no, pues Dios nos acoge del otro lado. Cristo resucitado es el garante de esta nueva vida, pues el cristiano participa de su resurrección ya desde el bautismo y siempre que celebra la eucaristía.
Pero ese tiempo extra pasó volando, tal era la belleza de lo que estábamos viviendo y compartiendo.
Lo vivido aquella tarde todos lo recordamos como un acontecimiento de alegría, de gracia, de confianza en Dios.
La Unción es el sacramento por el que el cristiano enfermo o debilitado por los años recibe la fortaleza del Espíritu Santo para afrontar sus achaques de salud y encarar la vida sabiendo que el tiempo se acaba pero la vida no, pues Dios nos acoge del otro lado. Cristo resucitado es el garante de esta nueva vida, pues el cristiano participa de su resurrección ya desde el bautismo y siempre que celebra la eucaristía.
El párroco situó la celebración como la “Fiesta de la salud”, recordando que los enfermos son el signo o sacramento de Cristo paciente y que la dependencia de los demás es un camino exigente pero gratificante de nuestro crecimiento y madurez como personas. La dependencia –dijo entre otras cosas- nos devuelve a la humildad auténtica y nos aleja de la autosuficiencia, al tiempo que es una llamada a todo el entorno a preocuparnos y ayudar al débil, pequeño y necesitado.
No sólo con la mirada de la fe, sino simplemente con perspectiva auténticamente humana, las personas dependientes, sólo por el hecho de serlo, son un factor decisivo de humanización y de riqueza para todas las personas y para la sociedad en general.
Es
necesario, sin embargo, que vivamos sanamente nuestra enfermedad y nuestras limitaciones
corporales, empezando por agradecer las
atenciones de quienes nos cuidan y haciéndoselo más llevadero.
Y, desde
la fe, como hijos de Dios, debemos agradecerle a Él cada nuevo día y, por
tanto, mirando hacia adelante, cuidar
nuestra salud. En este cuidado no es tarea menor el favorecer nuestra relación
y buena comunicación con todas las personas.
La comunidad parroquial, por su parte, debe ayudar al cristiano enfermo a sentir cerca de sí el cariño y el consuelo de la fe de todos sus hermanos. Este acompañamiento es promovido y guiado por los miembros del Equipo parroquial de Pastoral de la salud, pero no es su tarea exclusiva. También a ellos les toca animar a toda la comunidad parroquial a acompañar, visitar y alentar al que sufre. En la jornada del día 9, pudimos palpar vitalmente lo hermosa que es esta labor de las voluntarias de Pastoral de la Salud.
Ha sido un sacramento muy emotivo. Enhorabuena a todos los que han recibido la Unión.
ResponderEliminarPerdón, quería decir: Unción.
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