Semana de oración por la Unidad de los Cristianos (18-25 de enero). Declaración conjunta de la Iglesia católica y las iglesias luteranas ante la Semana de Oración por la Unidad.
Las iglesias cristianas de toda Europa admiten los "dolorosos periodos de división, condena mutua e incluso violencia"
A través del diálogo profundizamos en nuestra recíproca comprensión. A través de los testimonios y acciones comunes construimos puentes. A través de la oración aprendemos a reconocer la obra de Espíritu Santo". Esta es la base del mensaje conjunto que los presidentes de las conferencias episcopales (católicos) y de las conferencias de iglesias (protestantes) europeas han lanzado con ocasión de la Semana de Oración por la Unidad, que se celebra anualmente del 18 al 25 de enero.
En el documento, titulado "Reconciliación. El Amor de Cristo nos apremia", los firmantes reconocen que "la historia del Cristianismo en Europa ha estado marcada por dolorosos periodos de división, condena mutua e incluso violencia".
"Hemos de recordar de nuevo nuestro difícil pasado", aseguran, refiriéndose al Quinto Centenario de la Reforma. Y es que, pese a la oposición de los grupos más conservadores de una u otra rama, "recordar estos eventos y confrontarnos con nuestra historia es una magnífica oportunidad para renovar nuestro empeño en la reparación de las heridas y la superación de las divisiones", así como para el compromiso de "trabajar para la reconciliación a través de las palabras y de nuestras acciones".
En la nota, ambas instituciones celebran sus 45 años de colaboración, que ha redundado en "el fomento de un significativo diálogo teológico". Afirman también que "compartir los sufrimientos y las alegrías terrenas nos une", y señalan algunas iniciativas para alcanzar la unidad, desde la oración hasta "nuestro empeño por la justicia ecológica", o el trabajo conjunto con las minorías.
"Las múltiples crisis que Europa y los Estados vecinos han sido llamados a afrontar nos acercan todavía más", señala la nota, que hace hincapié en que "guerras y conflictos, incertidumbre política, migración y desafíos ecológicos, pobreza material y espiritual, tocan la vida de todos en Europa y más allá de sus fronteras". Con las crisis, constatan "llega también la esperanza".
"Por medio del diálogo es como profundizamos en nuestra recíproca comprensión. A través de los testimonios y acciones comunes construimos puentes. A través de la oración aprendemos a reconocer la obra de Espíritu Santo. El camino a seguir puede parecer no siempre claro o sencillo, pero tenemos siempre en el corazón esa verdad por la que ‘El Amor de Cristo nos apremia'", concluye la nota.
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