Unas sencillas operaciones de cálculo:
90 años X 365 días = 32850 días.
32850 días X 24 horas = 788400 horas.
788400 horas X 60 minutos = 47.304.000
47.304.000 minutos X 60 segundos = 28.382.400.000 segundos.
Si tenemos en cuenta que cada cuatro años el año es bisiesto y tiene un día más, en 90 años tuvieron lugar (90 : 4) 22 años bisiestos, lo que supone 22 ocasiones de un día más al año, que hemos de sumar al resultado final anterior.
22 días X 24 horas = 528 horas
528 horas X 60 minutos = 31680 minutos
31680 minutos X 60 segundos = 1900800 segundos
Que sumados al total de segundos anterior,
28.382.400.000 + 1.900.800 = 28.384.300.800 segundos
Tenemos, pues, contadas al detalle, más de 28 mil millones de razones para dar gracias a Dios por la vida entre nosotros de nuestro querido párroco emérito D. Manuel Veiga Castiñeira.
Eso, en lo que se refiere a su vida entre nosotros, aquí, en el tiempo. De la vida de D. Manuel con Dios y en Dios también damos gracias al Señor, aunque sólo podamos decir de ella que nos hemos beneficiado, pues por su medio nos ha facilitado la conexión, la luz y la alegría de la fe, la confianza y la experiencia viva de sentirnos Iglesia, el Pueblo a cuyo servicio vivió dedicado generosamente D. Manuel. ¡Qué menos, pues, que gritar hoy con alegría, en su cumpleaños: ¡D. Manuel, que Dios le bendiga y le tenga entre nosotros muchos años más!
90 años X 365 días = 32850 días.
32850 días X 24 horas = 788400 horas.
788400 horas X 60 minutos = 47.304.000
47.304.000 minutos X 60 segundos = 28.382.400.000 segundos.
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Participando en la procesión del domingo de Ramos |
22 días X 24 horas = 528 horas
528 horas X 60 minutos = 31680 minutos
31680 minutos X 60 segundos = 1900800 segundos
Que sumados al total de segundos anterior,
28.382.400.000 + 1.900.800 = 28.384.300.800 segundos
Tenemos, pues, contadas al detalle, más de 28 mil millones de razones para dar gracias a Dios por la vida entre nosotros de nuestro querido párroco emérito D. Manuel Veiga Castiñeira.
Eso, en lo que se refiere a su vida entre nosotros, aquí, en el tiempo. De la vida de D. Manuel con Dios y en Dios también damos gracias al Señor, aunque sólo podamos decir de ella que nos hemos beneficiado, pues por su medio nos ha facilitado la conexión, la luz y la alegría de la fe, la confianza y la experiencia viva de sentirnos Iglesia, el Pueblo a cuyo servicio vivió dedicado generosamente D. Manuel. ¡Qué menos, pues, que gritar hoy con alegría, en su cumpleaños: ¡D. Manuel, que Dios le bendiga y le tenga entre nosotros muchos años más!
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